¡Hola!
¿Has arrancado septiembre con fuerza? Estamos cerca de mitad de mes, y comiezan a arrancar los proyectos. Así como la segunda temporada de ‘Escribiendo a Carla’ levantó el vuelo la semana pasada, septiembre siempre es un mes que trae nuevos retos.
Una época que para muchas personas queda marcada por el inicio del calendario escolar. Y con la disminución del tiempo libre, vuelven también las lecturas obligatorias. Conocidas por todos, para muchos son un mero trámite, aunque su función sea la de formar a los alumnos y engancharles a la lectura.
Y de esto es de lo que vengo hoy a hablar, de esas amadas lecturas obligatorias. ¿Amigas o villanas? Continúa leyendo para descubrir cuál es mi opinión sobre esto, y alguna recomendación que les hago a los profesores.

¿Qué ocurre con las lecturas obligatorias?
El año pasado vi este vídeo de una entrevista a Isabel Allende que podría resumir mi opinión sobre las lecturas obligatorias. El primer minuto calcado.
He de decir que no he sido desde siempre una gran lectora. A los once años jamás hubiese pensado que hoy me gustaría algo relacionado con la literatura. Y aquí estamos. ¿Gracias a las lecturas obligatorias? No.
Sería injusta si no dijese que algunas de las lecturas que he hecho en toda mi etapa escolar no me ha gustado. Pero lo hicieron cuando mi relación con los libros ya estaba más que afianzada.
Las lecturas obligatorias son un arma de doble filo. De alguna manera acercas la lectura a aquellos que la repudian y jamás se acercarían a un libro. Pero también corres con el riego de que ese libro termine por dilapidar sus esperanzas, o incluso provoque una sensación extraña en aquellos que sí que aman la lectura. No sé si merece la pena.
Estoy plenamente de acuerdo en la labor formativa de algunas novelas. Pero es que eso son cuestiones distintas. Hay clásicos que se adaptan mucho más al lector joven que otros. Y no quiere decir que sean mejores o peores, pero sí que cumplen una función más completa.
El currículo formativo debe incluir todos los clásicos y también los movimientos culturales y autores que se relacionan con ellos. Es muy importante que no se rebajen los conocimientos sobre áreas tan relevantes como la literatura. De ahí a que las lecturas obligatorias sean todos esos clásicos hay un trecho.
Pocas personas podrán decirte que comenzaron a leer por una lectura obligatoria. Las habrá, por supuesto, pero la estadística será baja. ¿Podría cambiarse si se dejara elegir la lectura? ¿O si la lista de obligatorias tuviese otros títulos? Es una incógnita que se podría resolver si las escuelas cambiasen su modelo.
Yo misma agradecí hace años que me dejasen elegir algunas de las lecturas. Las que servían para aumentar la nota, no las obligatorias. Es una experiencia horrible el verse forzada a leer una novela que no te llama la atención lo más mínimo. Si fue así para mí, que tenía la estantería repleta de libros, ¿cómo fue para aquellos a los que leer les resultaba una extraña opción de ocio?
Es obvio que, para la formación del alumnado, la lectura tiene que formar parte de las actividades. Pero creo firmemente que deben renovarse los estilos de libros que se imponen en ciertas etapas escolares. O por lo menos que estos se intercalen con novelas que les sean más cercanas.
Aquí va una de mis propuestas para los últimos cursos de instituto:
Clementine, de Clara Cortés.

Cuando leí esta novela, tuve claro que sería ideal para una lectura escolar.
Una novela sobre la diferencia entre una relación sana y una tóxica, con una paralelismo entre personajes que es maravilloso. Y ya no solo las relaciones amorosas, sino las familias. En general, cómo nos influye el mundo y la gente que tenemos alrededor, y el verdadero poder con el que contamos. Temas de pura actualidad en la adolescencia y para los que, por desgracia, se necesita aún hoy una educación mucho más profunda.
‘Clementine’ se convirtió en una de mis novelas favoritas casi de inmediato. Tiene una prosa ligera y que engancha. Los personajes son de carne y hueso, y estoy segura de que se identificarían con ellos.
Mostrarles temas que les afecten, con personajes que podrían ser ellos mismos, y en un formato actualizado es una apuesta segura.
Al trimestre siguiente que se lean ‘El Quijote’, pero en este que comiencen con ‘Clementine’.
Hasta aquí la entrada de hoy. Espero que te haya gustado. Sabes que puedes darme tu opinión a través de las vías de contacto en cualquier momento. Mis redes sociales y el mail están abiertos.
Por aquí nos vemos el domingo que viene, con más y mejor.